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LA MOSCA ESPAÑOLA

 

 

 

 

Lorenzo GALIANA GALLACH

La mosca española

Valencia: EdictOràlia, 2005, 308 p.

Prefacio: Enrique Berenguer

Ilustraciones y dibujos: Carlos Maiques.

ISBN: 9788460943648

PVP: 20 €




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SINOPSIS

«Sacó su cilindro misterioso y, abriéndolo por uno de los extremos, depositó una pizca de cantaridina en el hueco de la mano, guardó el cilindro de nuevo en la faltriquera de su faja y escupió sobre el polvo. Tras amasar suavemente el mejunje lo aplicó sobre el sexo…»

El afrodisíaco más poderoso de la humanidad, hasta la aparición de la Viagra, se encontró en España: la Cantharis vesicatoria. La cantárida es un escarabajo verdoso de pequeño tamaño, parece una mosca grande, endémico de los bosques de fresnos de los macizos del centro de la Península Ibérica y conocido vulgarmente como la mosca española. De ella se obtiene un alcaloide denominado cantaridina que tiene una importante cualidad vesicante y que, aplicado en dosis controladas —una sobredosis puede llegar a ser letal—, dilata los vasos sanguíneos, produciendo hinchazón —en el hombre, erección prolongada— y mayor percepción nerviosa en la zona cuya epidermis ha recibido el emplasto.

Aristóteles ya se refirió en sus escritos a esta sustancia, y pasajes muy significativos de la historia fueron posibles a su acción vigorizadora. Su comercio fue siempre muy restringido y sólo las clases altas tenían acceso a su utilización. Ha quedado impreso con letra de molde en la historia del erotismo universal el conocido como el affaire de Marsella que protagonizó el marqués de Sade junto a su compañero de orgías y sodomías, el fiel lacayo Latour. En un viaje a Marsella contrataron a varias prostitutas para celebrar una fiesta, y el marqués se equivocó al aplicarles la dosis de cantaridina. Las muchachas enfermaron y casi murieron, mientras que al marqués le detuvieron y acusaron de sodomía y envenenamiento.

En 1802, ya finalizada la Revolución francesa, una hermandad gremial de la ciudad de Marsella afiliada a la francmasonería decide establecer una ruta alternativa para la cantárida que se captura en España. Han sido informados por un belga naturista y miembro de la sociedad secreta que controla desde tiempos muy antiguos el tráfico de esa droga afrodisíaca y que proveen a las monarquías y nobles de la Europa occidental. Para realizar el trabajo, la hermandad contrata a un parisino que se introduce en España por el puerto de Valencia y que es recibido por un conocido cacique de la serranía valenciana que le facilitará un guía conocedor del terreno y los medios necesarios para que resuelva con éxito su difícil misión.

En los Montes Universales contactan con el clan de loberos que controla la producción de la cantaridina y cierran el primer trato de compra que asegura un futuro y regular abastecimiento. Se inicia entonces un accidentado e interesante viaje que, partiendo desde Albarracín, les llevará hasta Marsella primero, y finalmente, su anhelado destino, París. Ese periplo, jalonado y sazonado de aventuras, esoterismo, gastronomía y sexo, sirve fundamentalmente para unir a los tres personajes protagonistas en una auténtica relación de amistad, sobre todo al valenciano y al parisino. En esa fase del relato, el dinero y la seguridad se convierten en los dos objetivos básicos de los protagonistas, que les conduce directamente a conocer y negociar con la cúpula de la sociedad, que ya no es sólo un reducto de antiguos templarios, sino que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una influyente familia.